La batata de Munch

Liberarse de la presión es un paso esencial hacia la metamorfosis pragnánima. Debemos soltar aquellas ataduras que hacen de nosotros un ser dependiente, anclado a la estabilidad, asido a los bienes materiales. Es muy común reemplazar las carencias espirituales por el gasto de dinero. Se ha demostrado que canalizando el gasto de dinero a través de obras benéficas (por ejemplo a través de la Fundación Pragnánima) es posible producir un flujo inverso de energía y, de este modo, liberar esa opresión que traba a la metamorfosis.

En primera instancia se tratará de determinar cuáles son las posibles causales del malestar y para ello existen diferentes técnicas. Hoy hablaremos de la “Asociación Libre”.

Conocidos son los caprichos antropomórficos de algunas raíces de ginseng, esas figuras casi pornográficas, a veces. Un ejercicio sencillo es ir al supermercado y encontrar formas extrañas en los tubérculos locales (papas, batatas, zanahorias, etc.). Pues bien, esta “búsqueda” puede disparar curiosas asociaciones que de ningún modo podemos separar del inconsciente. Al fin y al cabo, la necesidad termina por manifestarse y, dando un adecuado marco de libertades artísticas, surgen cosas interesantes, sentimientos que se creían ocultos.

En este caso, Jorge de Villa Giardino, nos acerca su “Batata de Munch”. Es evidente que el estado de angustia transmitido en la expresión de la batata, infiere un sentimiento proyectado que le pertenece al descubridor del tubérculo. Cuando le comunicamos a Jorge nuestras impresiones y luego de un generoso óbolo, recién ahí estuvo en condiciones de comenzar con la metamorfosis.