La respuesta a los interrogantes de quiénes somos y quiénes debemos lograr ser

20080429

Igual que la calandria que azota el vendaval

De nuevo estoy de vuelta, después de larga ausencia.



En el templo de Potala, en la ciudad tibetana de Lhasa (salí tapado) comenzó una gira por el norte de esa región, complicada, ciertamente, por las intenciones independentistas del pueblo y las movilizaciones del ejército chino.


Lhasa quiere decir "lugar de los Dioses". Allí conferenciamos con el Dalai Lama, una experiencia embriagadora. También nos internamos en el templo de Sera, exploramos los límites de la conciencia y la meditación profunda a través de un exquisito licor de pino (único líquido que se nos permitió beber en 32 días).


Luego nos trasladamos a la frontera con Nepal por el camino del yak y recogimos el agua sagrada de la vasija del mono (en los depósitos de excrementos se genera una bebida de alto contenido alcohólico a la que se le atribuyen propiedades sanadoras de la mente y el espíritu). Nos bebimos todo.


De pronto, al alcanzar ese estado de alegría etílica, el ser se proyecta y alcanza un nuevo horizonte, impensado: La Metamorfosis...

La cobra se hipnotiza
el tigre calla
el águila vuela...
igual que la calandria que azota el vendaval.

U.W.