Espíritus con vida propia

En la ciencia, los misterios son teorías a resolver en el futuro.

Max Lunder dudaba de la existencia de los espíritus. Dijo a su mujer: si encuentras un maldito espíritu no oirás hablar de mí en todo el resto de tu vida. Max era un ser abominable, desconfiado y egoista. Fiona, la mujer de Max, buscó incansablemente. Preguntó a sus amigas del club de canasta, a las madres del colegio de sus hijos, a la gente en el mercado... hasta puso un aviso en el diario: "Espíritu, se busca, urgente, cualquier sexo o edad, habrá gratificación". El pedido de Fiona llegó a oídos de Phil Senser, un prestidigitador de Nueva Orleans. Phil se presentó por correo, estas son sus líneas:

Estimada Señora Lunder, me enteré que usted solicita la aparición de un espíritu. Los fines de dicho propósito no me incumben, como así tampoco deseo la recompensa ofrecida. Tampoco, Señora Lunder, a usted le debería interesar cómo es que yo me enteré de su requisitoria. Sepa usted, esto sí le va a interesar, que yo maté al señor Max Lunder hace más de 30 años en una discusión que ahora no viene al caso detallar y que si el que dice ser su marido es un viejo gordo y cascarrabias, que le gusta la cerveza negra, es muy problable que se trate de su espíritu. Sabido es que algunos espíritus crecen y envejecen al ritmo de los vivos y que gustan de la cerveza negra. Otra cosa, seguro que él desafía la existencia de los espíritus, son sujetos muy desconfiados. Señora, lamento que usted tenga que enterarse por medio de la presente y si desconfía de estas letras, haga la siguiente prueba: pregúntele a su marido si conoce a Phil Senser, si respondiera afirmativamente, se confirmaría lo que le estoy diciendo y si le dijera que no, está mintiendo, no tenga dudas. A sus órdenes, Phil.